lunes, 23 de noviembre de 2009

Vuelta de Estambul

Un poco más y se me olvida hasta como se llamaba el blog. La semana pasada volví de Estambul. Creo que de todos los sitios a los que he viajado es el que más cambio cultural se puede notar, básicamente porque siempre me he movido por Europa y América. Como media ciudad está en Asia, mis pies han pisado ese continente por primera vez un par de veces y eso siempre es algo a recordar. La moleskine ha vuelto echando humo y llena de lugares especiales.


En Estambul siempre hay cosas para hacer y ver, en mis recuerdos me quedo los cafés turcos en las terrazas, la belleza de las mezquitas visitadas, la amabilidad extrema de la gente, el Cuerno de Oro visto desde Pierre Loti, las pipas de narguile fumadas en el cementerio, el crucero por el Bósforo, el centro comercial más grande de Europa, las sanguijuelas en venta por los bazares, los tés de manzana a los que te invitaban los vendedores de las tiendas, los pastelitos de pistacho, los gatos callejeros que se acercaban a saludar...


Podría seguir escribiendo días y días... El idioma no es un gran problema, casi todo el mundo chapurrea el español y los que no saben algo de inglés. Gracias al novio turco de una amiga pudimos sacar verdaderas gangas regateando en el Gran Bazar y para colmo conocimos a una chica de nuestro barrio en Barcelona que estaba recorriendo Turquía sola y pasamos momentos memorables con ella. He subido fotos a Flickr y las estoy ordenando en su carpeta Estambul, aquí dejo algunas, la pena es que en el interior de los palacios estaba prohibida la cámara... Así que son lugares para ir a ver en persona, porque contados pierden mucho.